El día de ayer platicaba con una amiga que vive en Nueva York en los Estados Unidos, y me comentaba acerca de la renuncia del Gobernador Spitzer por verse involucrado en un escándalo vinculado a la prostitución. Mi colega no estaba orgullosa de lo sucedido, así como en Puebla hace un poco más de un año no estábamos complacidos por los hechos asociados a nuestro gobernador en el caso Lydia Cacho.
Los desenlaces de las historias son diferentes. En uno de ellos, la Suprema Corte deshecha las pruebas por un tecnicismo, y los involucrados celebran que en el país exista "Estado de Derecho" y "Legalidad". En el otro, el gobernador renuncia y declara que su vida política llegó a su fin.
No sé cómo ponerlo exactamente, pero a veces parece que podría ser mejor un país con menos "legalidad", aunque tal vez nos ayudaría más tener políticos con un comportamiento más ético.
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